


Noviembre
“¿Qué es la poesía sino el arte de hacer sentir?”
¿Qué pasa cuando el tiempo sangra y las palabras se transforman en hojas que se amontonan como recuerdos? Los versos de estas páginas son ecos de aquello que habita en las profundidades del ser, donde las metáforas tejen puentes entre lo vivido y lo soñado. Este poemario fluye como un río de memorias compartidas, donde cada palabra resuena con verdades que el corazón reconoce antes que la mente.
El amor se goza tanto como se sufre al perderlo. Ese es el riesgo de querer a alguien. El duelo de un amor perdido no se presenta como un camino lineal, sino como dimensiones que se entrelazan en un cursivo eterno: la negación y la ira se fusionan, mientras la aceptación se oculta entre versos que respiran melancolía y esperanza a la vez.
“¿Qué es la poesía sino el arte de hacer sentir?”
¿Qué pasa cuando el tiempo sangra y las palabras se transforman en hojas que se amontonan como recuerdos? Los versos de estas páginas son ecos de aquello que habita en las profundidades del ser, donde las metáforas tejen puentes entre lo vivido y lo soñado. Este poemario fluye como un río de memorias compartidas, donde cada palabra resuena con verdades que el corazón reconoce antes que la mente.
El amor se goza tanto como se sufre al perderlo. Ese es el riesgo de querer a alguien. El duelo de un amor perdido no se presenta como un camino lineal, sino como dimensiones que se entrelazan en un cursivo eterno: la negación y la ira se fusionan, mientras la aceptación se oculta entre versos que respiran melancolía y esperanza a la vez.
“¿Qué es la poesía sino el arte de hacer sentir?”
¿Qué pasa cuando el tiempo sangra y las palabras se transforman en hojas que se amontonan como recuerdos? Los versos de estas páginas son ecos de aquello que habita en las profundidades del ser, donde las metáforas tejen puentes entre lo vivido y lo soñado. Este poemario fluye como un río de memorias compartidas, donde cada palabra resuena con verdades que el corazón reconoce antes que la mente.
El amor se goza tanto como se sufre al perderlo. Ese es el riesgo de querer a alguien. El duelo de un amor perdido no se presenta como un camino lineal, sino como dimensiones que se entrelazan en un cursivo eterno: la negación y la ira se fusionan, mientras la aceptación se oculta entre versos que respiran melancolía y esperanza a la vez.